Leo en el Daily Stat de la Harvard University una referencia a un estudio de la Kauffman Foundation, de la que he hablado en anteriores ocasiones en estas mismas páginas, puesto que la considero el principal think tank sobre entrepreneurship del mundo [y no se limitan a pensar, también actúan].
El estudio publicado por la fundación este pasado mes de septiembre nos recuerda que la actividad emprendedora ha sido un inductor clave de la recuperación económica en pasadas recesiones. De hecho las compañías con menos de cinco años de antigüedad son responsables de la creación de prácticamente TODOS los nuevos puestos de trabajo aparecidos en los USA desde 1980. Te hace pensar, ¿no es cierto?
Es una pena que no disponga de datos [ni tiempo para buscarlos] sobre este mismo fenómeno en nuestro país, aunque estoy dispuesto a apostar una buena cena a que también en España las empresas de nueva creación han creado más puestos de trabajo durante la última década que, pongamos por caso, Telefónica, Iberdrola o La Caixa.
Un país con un paro cercano al 20%, que probablemente superará esa cifra en 2010, tal vez debería tener en cuenta estos datos. Apostar por el auto empleo, facilitar al máximo la actividad emprendedora, eliminar obstáculos, establecer incentivos que realmente animen a los ciudadanos a dar el paso y tomar medidas para proteger a los autónomos, emprendedores y empresas de nueva creación [estos sí, verdaderos ‘brotes verdes’ de la economía], protegerles, digo, de la codicia de la Banca y, por qué no, del Estado mismo.
En Teoría de las Limitaciones [Theory of Constraints, TOC, Eliyahu Goldratt] se dice que, una vez identificado el factor limitante, cuello de botella o restricción, esto es, el factor que determina en última instancia el rendimiento global del sistema, el resto de los elementos del mismo deben subordinarse a aquel, de modo que ninguna política, ninguna decisión debe interferir en su funcionamiento. En otras palabras, que todo lo que no sea proteger ese recurso crítico debe pasar a un segundo plano, por imposible que parezca.
Si realmente la actividad emprendedora es la principal fuente de empleo en nuestro país como lo es en los USA, cualquier política adoptada por el Gobierno, ya sea de tipo económico, fiscal o social, que inhiba la creación de empresas debería ser abolida en el mismo instante de ser planteada. El Gobierno de España debería impulsar el programa de estímulo a la creación de nuevas empresas más ambicioso, innovador y efectivo de Europa. En definitiva, debería ayudar a los que quieren ayudarse y, de paso, nos ayudan a todos a salir adelante.
Eso estaría bien, para variar.
[Las opiniones recogidas en este artículo, como en cualquier otro publicado en estas páginas, pertenecen al autor y no representan en ningún caso la posición oficial de la IE Business School].
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