17
Abr

Sobre el autor

Miguel Arias es socio fundador de IMASTE, empresa enfocada en el desarrollo de tecnologías para mejorar la interacción y comunicación de sus clientes y sus usuarios potenciales.  Es, además, Tutor de Creación de Empresas de la IE Business School.

En estos momentos de incertidumbre económica, mantener una caja saneada es una tarea fundamental del emprendedor: cash is king!

Quería compartir con vosotros alguna de las estrategias que nos han sido más útiles desde nuestra experiencia emprendedora, para mantener la liquidez a flote:

  1. ¡Cobrar antes!.

El punto clave es la insistencia, así que tenemos una persona llamando a las empresas cuyas facturas están cercanas o han pasado el vencimiento. Aunque parezca obvio, las empresas en apuros prefieren dejar para el final a los proveedores que no protestan.

Nos hemos planteado la posibilidad de ofrecer descuentos por pronto pago, o incluso perdonar un pequeño porcentaje de la deuda, si pagan de forma inmediata. ¡Siempre será más barato que contratar al cobrador del frac!.

No soy un prescriptor entusiasta de las aseguradoras de cobros, pero tienen un efecto disuasorio en algunas empresas más pequeñas. Nosotros lo utilizamos con el 30-40 % de nuestra facturación, y sobre todo sirve para detectar cambios en la solvencia de clientes.

2. Controlar los pagos

Hemos dejado de pagar al contado e instaurado una política clara de nuestro período de pago a proveedores, fijando una fecha fija al mes y un período mínimo de 30 días a contar desde esa fecha.  Además, listamos todos los pagos previstos en los próximos tres meses, priorizándolos y estudiando cuales pueden ser negociados de forma individual.

3.  Facturar más rápido

Se acabaron los tiempos de facturar a fechas fijas del mes. Ahora facturamos en cuanto obtenemos el visto bueno de un cliente o proyecto. Además, controlamos semanalmente con los jefes de proyecto, que han facturado todas las pre-reservas de proyectos. También hemos comenzado a solicitar pagos por adelantado para afrontar los proyectos, en torno al 30 % del total facturado.

4.  Conseguir financiación

Parece difícil conseguir financiación con la crisis, y los bancos sólo prestan dinero si puedes probar sin la más mínima duda que no lo necesitas, pero hay caminos que pueden funcionar.

Eso sí, el riesgo tiene que ser asumido por los propios emprendedores, avalando las cantidades solicitadas a título personal. No suena muy bien, pero ¿quién va a creer en tu negocio más que uno mismo?.

En IMASTE tenemos un préstamo de ayuda a la internacionalización del ICEX, gracias a que somos empresa PIPE. Son préstamos con interés 0, pero el ICO no asume el riesgo, por lo que la entidad bancaria que lo conceda os hará un estudio de solvencia y exigirá avales personales, casi con  seguridad.

Estamos estudiando la opción de contar con ENISA y otros préstamos participativos (CAN). Son entidades financieras o instituciones públicas que ofrecen préstamos con cantidades superiores (entre 100.000 y 1 mill euros), pero con tipos de interés ligados a resultados y un rango de exigibilidad mayor que otros préstamos. Las condiciones para la concesión son más duras y exigen la presentación de concienzudos planes de negocio y  viabilidad, además de auditorías externas.

Como tenemos clientes solventes, pero que pagan tarde (Administraciones públicas), hemos solicitado a nuestro banco que adelante algunas facturas. No es complicado que lo concedan, siempre y cuando el servicio ya esté realizado y el cliente dé toma de razón.

5.  Right-sizing

Es necesario ajustar el tamaño de la plantilla empresa a la situación económica y la generación de ingresos, por lo que los despidos parecen, desgraciadamente, inevitables. Pero en una empresa pequeña puede ser peligroso perder a empleados valiosos, por lo que es interesante intentar recontratarlos como free-lances, a tiempo parcial. Reduciendo de este modo costes empresariales sin perder el contacto y proporcionando a los empleados más libertad para encontrar otros empleadores.

6.  Otras políticas no financieras

Hay otro tipo de medidas a nivel operativo, que nos están ayudando a controlar la liquidez. Como nuestro producto es fundamentalmente virtual (desarrollo de software y eventos online) o se consume cuando se produce (eventos presenciales), no podemos contar con la reducción de stocks para liberar cash.

En cambio estamos acelerando nuestras entregas de trabajo en curso, para certificar la entrega de los proyectos y cobrar antes.  Esta necesidad de realizar trabajo «facturable» a corto plazo, afecta a las tareas de innovación y desarrollo de nuevas versiones que son tan necesarias en el mundo web.

En línea con lo anterior, buscamos acelerar el flujo de circulante mejorando los procesos en todas las áreas de la empresa, desde la comercialización de espacios en las ferias reales y virtuales, hasta las distintas fases del desarrollo de software, utilizando técnicas de agile development. Esta política nos permite ser más eficientes para asumir una carga de trabajo creciente por la reducción de personal y agilizar la entrega de proyectos con un coste menor.

De todos modos, lo más importante sigue siendo enfocarse en el negocio, así que hagamos las llamadas, mandemos los mails, escribamos las cartas e instauremos los procesos, y de vuelta a la batalla diaria. ¡Mucha suerte!

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